En más de veinte años de carrera, el único gran mérito de Michael Bay es haber aplicado la fórmula hollywoodense noventera para romper la taquilla: imágenes en movimiento -con una sobredosis de acción y una discreta inyección de humor- que pretenden alargar por más de dos horas un argumento cuya resolución se deduce en tres minutos. A esta premisa no escapa TRANSFORMERS 3: EL LADO OSCURO DE LA LUNA, filme que continúa la eterna lucha entre los Autobots y los Decepticons para salvar o destruir el mundo, respectivamente. Adicional a este hecho que todos conocen, asoma un personaje de importancia vital para héroes y villanos: Sentinel Prime, el mentor del Gandhi metálico Optimus Prime, el cual posee la clave para poner fin a la guerra de los robots extraterrestres y devolver el esplendor que el planeta Cybertron tuvo milenos atrás.
Como es de suponerse, este tercer episodio no ofrece cambios sustanciales respecto a su argumento que, al igual que en sus dos antecesoras, permanece ahogado en la orgía de efectos visuales y en los dilemas inverosímiles de personajes a quienes, paradójicamente, les falta personalidad y espíritu.
Sin embargo, Michael Bay intenta llenar esos huecos ubicando a los orígenes de su relato en dos hechos históricos: la llegada del hombre a la luna (y el ficticio descubrimiento de los robots extraterrestres en su superficie) a finales de los años sesenta y, posteriormente, el desastre nuclear en Chernóbil (perpetrado supuestamente por los Decepticons) a mediados de los ochenta.
Obviamente, ninguna de estas forzadas inclusiones logran darle complejidad a la volátil trama y el elemento sexy, personificado por la angelical Rosie Huntington-Whiteley, tampoco logra colmar las expectativas, al punto de que se extraña la presencia de la escultural Megan Fox como la acompañante del tambaleante e inmaduro personaje de Shia LaBeouf.
Lo peor es que Optimus Prime ni siquiera tiene un enfrentamiento memorable en este episodio, a pesar de que hay villanos lo suficientemente poderosos para darle la batalla. Es increíble que el perturbador Driller o el archimalvado Megatrón perezcan de un solo golpe propinado por el líder de los Autobots, una acción que no necesitaba ejecutarse casi al final de la película. Si eras seguidor(a) de la serie ochentera, TRANSFORMERS 3: EL LADO OSCURO DE LA LUNA será una caricatura decepcionante que, seguramente, en menos de dos años tendrá su continuación. Claro, siempre y cuando el proceso de oxidación de la franquicia no haya llegado a su fin.
Mi calificación: 2.7 de 10
Como es de suponerse, este tercer episodio no ofrece cambios sustanciales respecto a su argumento que, al igual que en sus dos antecesoras, permanece ahogado en la orgía de efectos visuales y en los dilemas inverosímiles de personajes a quienes, paradójicamente, les falta personalidad y espíritu.
Sin embargo, Michael Bay intenta llenar esos huecos ubicando a los orígenes de su relato en dos hechos históricos: la llegada del hombre a la luna (y el ficticio descubrimiento de los robots extraterrestres en su superficie) a finales de los años sesenta y, posteriormente, el desastre nuclear en Chernóbil (perpetrado supuestamente por los Decepticons) a mediados de los ochenta.
Obviamente, ninguna de estas forzadas inclusiones logran darle complejidad a la volátil trama y el elemento sexy, personificado por la angelical Rosie Huntington-Whiteley, tampoco logra colmar las expectativas, al punto de que se extraña la presencia de la escultural Megan Fox como la acompañante del tambaleante e inmaduro personaje de Shia LaBeouf.
Lo peor es que Optimus Prime ni siquiera tiene un enfrentamiento memorable en este episodio, a pesar de que hay villanos lo suficientemente poderosos para darle la batalla. Es increíble que el perturbador Driller o el archimalvado Megatrón perezcan de un solo golpe propinado por el líder de los Autobots, una acción que no necesitaba ejecutarse casi al final de la película. Si eras seguidor(a) de la serie ochentera, TRANSFORMERS 3: EL LADO OSCURO DE LA LUNA será una caricatura decepcionante que, seguramente, en menos de dos años tendrá su continuación. Claro, siempre y cuando el proceso de oxidación de la franquicia no haya llegado a su fin.
Mi calificación: 2.7 de 10
Sólo tres palabras: Muy buena crítica
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