lunes, 31 de mayo de 2010

Colección de clichés (VI): Héroes de acción

El legado que dejaron Sylvester Stallone, Jean-Claude Van Damme y Arnold Schwarzenegger en sus películas ochenteras se sigue repitiendo ahora. Veamos esos lugares comunes que a muchos gusta.


Los héroes soportan increíbles palizas

El cuerpo les permite recibir puñetes, patadas, palazos, lenguas de fuego, roces de bala y una avalancha de torturas por las que ni siquiera se inmutan. Pero cuando se enfrentan a las curitas, alcohol, inyecciones y la atención de una muy bien proporcionada fémina, el espectáculo de cobardes quejas y grititos no se hace esperar.

Tienen un interesante pasado
Militares renegados, policías retirados, agentes encubiertos, peleadores en busca de honor o asesinos arrepentidos. Todos ellos son héroes en potencia. Sólo necesitan que alguien de su bando los traicione (o despida) o que se les muera un ser querido para rebelarse contra la injusticia.

Siempre encuentran una salida cuando están rodeados

Si pueden saltar altísimos muros o tirarse de vehículos en movimiento, ¿qué impide a los héroes librarse de un círculo de energúmenos que buscan hacerlos puré? Nada. Una pelea a puño limpio o el uso de su arma los puede sacar de apuros. Eso sí, siempre dejarán cadáveres a su paso.

Se dan tiempo para posar junto a la bandera de los Estados Unidos

La bandera es infaltable, sobre todo antes de lograr la hazaña. Así sea por un segundo, la mayoría de directores se las arregla para hacer que sus héroes derrochen patriotismo.

Convierten cualquier cosa en un arma mortal

En caso de no tener armas convencionales (pistolas, metralletas, cuchillos), hasta un inofensivo objeto puede utilizarse para tumbar al enemigo. Y en esa lista podemos incluir hasta una jugosa y nutritiva zanahoria.

¿Te perdiste las entregas anteriores? Léelas aquí.

viernes, 28 de mayo de 2010

"El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo": Al borde del game over

Los creadores de los videojuegos deben tener algún pacto con el diablo. Otra razón lógica no puede existir para que la mayoría de las adaptaciones cinematográficas de esos juegos a los que a veces dedicamos larguísimas horas, sean objeto de decepción cuando llegan a la cartelera.

En este sentido, el promocionadísimo salto a la pantalla de El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo se salva de pertenecer a esa mayoría de videojuegos mal adaptados: si bien no es un esperpento tan odioso y de ingrata recordación como Street Fighter, no logra salir de la mediocridad en la que se ahoga, por ejemplo, la saga de Resident Evil.

La historia que nos trae Mike Newell se puede resumir de la siguiente manera. Dastan es un huérfano que el rey de Persia adopta cuando es testigo de un acto noble y valiente. De esa manera, el simple muchacho de las calles adquiere el título de "príncipe", aunque no tendrá las posibilidades de heredar el trono puesto que el rey tiene dos hijos de su propia sangre y un hermano manipulador. Años después, el ejército persa invadirá la ciudad sagrada de Alamut y tomará como prisionera a la princesa Tamina, quien aceptará casarse con el heredero del trono para rescatar una daga mística. Sin embargo, cuando el rey muere en un extraño incidente, Dastan será señalado como el culpable y, junto con Tamina, huirá del reino persa para comprobar su inocencia y devolver la daga a su lugar de origen antes de que caiga en manos equivocadas y desate una catástrofe.

Newell ha vuelto a explotar la fórmula de Harry Potter y la Orden del Fénix y El amor en los tiempos del cólera, sus dos últimas películas: una superproducción cuya fuente original tiene millones de adeptos y que guarda una historia de amor entre sus páginas. La gran diferencia es que no se está adaptando una novela, sino un videojuego de cuyo argumento sólo se conserva el título y la relación entre Dastan y la princesa.

Aparte de la dirección artística, el diseño del vestuario y la composición de una memorable banda sonora, los méritos de El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo se reducen a su promisorio arranque y al hecho de mostrar toda la sensualidad de Jake Gyllenhaal y Gemma Arterton para complacencia del público femenino y masculino, respectivamente. Y por eso, se desperdicia demasiado metraje en tomas de los cuerpos del dúo protagónico y en el sinfín de acrobacias en el aire, correrías por los techos y balanceos en cuanto palo se halle clavado en los muros, dando la sensación de no estar viendo una película sino ver jugar a un principiante que por momentos no sabe qué dirección tomar.

No hay actuaciones contundentes, aunque un irreconocible Alfred Molina pone su cuota de humor como un astuto evasor de impuestos. Los demás no sobresalen, ni siquiera Ben Kingsley, quien en su papel de villano luce desganado y aburrido. Los demás son personajes que parecen calcados de La Momia y su insoportable spin-off El Rey Escorpión, y por lo tanto ofrecen una aventura entretenida pero con resultados bastante predecibles.

Pese a sus falencias y lugares comunes, El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo se deja ver con una sonrisa que denota más simpatía que complacencia. Esta aventura, por lo pronto, tiene ya un destino: sobrevivir en la memoria el tiempo que dura una huella sobre la arena.


Mi calificación: 5.7 de 10

jueves, 27 de mayo de 2010

Colección de clichés (V): Geeks y computadoras

Adictos a las computadoras, no me olvidé de ustedes.



Los geeks suelen ser irremediablemente freaks

O nerds. Eso sí, siempre serán víctimas de las burlas y del rechazo de las chicas lindas. La regla se aplica también a bloggers, programadores, hackers y a cualquier otra persona que se dedique o tenga afición por la informática, la tecnología y los juegos de video.



El buscador de Internet siempre te da la información requerida en la primera página
Sea un caso policial, los antecedentes de un asesino en potencia, el nombre de un mineral desconocido o cualquier tema, los buscadores de internet que usan los personajes en las películas siempre arrojan la información precisa entre los primeros resultados. Ni Google logra tal hazaña en la realidad.


Un hacker puede salvar o destruir el mundo

El conocimiento es poder, y quien conoce a fondo los sistemas informáticos puede convertirse de la noche a la mañana en un "enviado" que puede poner de cabeza a todos los Estados Unidos y, por ende, al mundo entero. O, en el mejor de los casos, convertirse en el "mesías". Pregúntenle al indeciso y pétreo Neo.


Cualquiera con conocimientos básicos de computación puede bloquear/desbloquear sistemas de seguridad

No importa la edad que tengas, si has usado anteriormente una computadora podrás salir de apuros cuando te encuentres atrapado en un lugar que no conoces. Es que ahora todo es tan intuitivo.


Un chip puede ser la clave para salvar a una nación
También cualquier dispositivo de almacenamiento de datos puede desempeñar esa tarea, pero los chips son los más populares por su tamaño. Y si se pierden, su búsqueda puede justificar las dos horas de duración de la película en la que participan.



Aquí las entregas anteriores de los clichés por si no las has visto.

miércoles, 26 de mayo de 2010

La respuesta que le debería dar Sandra Bullock a Jesse James

No importa que haya admitido su infidelidad ante todos. No importa que se haya lamentado por haber hecho añicos su matrimonio con Sandra Bullock. No importa que se haya autoproclamado el "hombre más odiado del mundo". No importa que haya culpado a los supuestos abusos de su padre en su infancia por sus actuales tendencias. No importa que se haya despedido con una predecible lagrimita. No importa que esté dando manotazos de ahogado.

El patético acto de autoflagelación disfrazado de entrevista que ofreció Jesse James a la cadena ABC sólo pudo haber convencido a la mujer a quien le dieron la tarea de hacerle declarar lo evidente, menos a los fans de la popular actriz y a todo aquel que haya visto en vivo o en Internet la promocionada confesión.

¿Qué dijo Sandra Bullock? Pues nada. Hasta donde sabemos ella está convencida de que el divorcio será la mejor salida mientras sigue acumulando trofeos en los Estados Unidos, entre ellos un premio honorario de MTV. Era lo menos que podía hacer ante el tremendo escándalo, aunque bien podría ponerse en la piel de su deslenguado personaje de Miss Simpatía y responder al atrevido con esta canción (por si acaso no me gusta, pero el coro es propicio para esta situación). Hazle clic a la imagen.

domingo, 23 de mayo de 2010

Colección de clichés (IV): Zombies

Ahora un capítulo dedicado a los hijos de George A. Romero. ¿El director pensaría alguna vez que sus colegas iban a clonar su fórmula?


Los zombies tienen origen en un experimento fallido
En el mundo real el ejército y las corporaciones meten la pata y ocasionan grandes tragedias. En el cine, las cosas se empeoran a tal punto que la humanidad casi siempre está al borde de la extinción gracias a los experimentos que realizan los militares ansiosos de poder y empresarios codiciosos. El resultado: el derrame "accidental" de algún químico que tiene la capacidad de revivir a los muertos... para que se coman a los vivos.


Los zombies pueden sobrevivir en pedazos

Así sea por su estado de descomposición o porque alguien lo partió en dos, tres o cuatro, un zombie siempre seguirá "vivo" para arrastrarse y conseguir jugosos cerebros o suculenta carne.


Nadie se dará cuenta que alguien fue mordido por un zombie hasta que es demasiado tarde

O, mejor dicho, hasta que empiece a comportarse como un verdadero animal y trate de saciar su hambre con el ser humano más cercano. Obviamente, este "humano convertido en zombie" nunca llega al final de la película.


Un padre/madre sirve de alimento a su hijo zombie

¿Qué puede hacer un padre/madre al ver a su hijo convertido en zombie? Se supone que guarda la esperanza de que regrese a la normalidad y por eso nunca dejará que los demás personajes le toquen un cabello. Sin embargo, los hijos zombies son unos malagradecidos: apenas tengan la oportunidad, se lanzarán al cuello de su víctima y... ustedes ya conocen el resultado.

Los zombies siempre mueren de un balazo en la cabeza

Algún punto débil debían tener, ¿no? En el caso que no tengas revólver, escopeta o metralleta, puedes usar machetes, hachas y cuchillos. Todo sirve. La cuestión es darle a la cabeza, y asunto resuelto.


¿Te perdiste las entregas anteriores? Aquí están:
Colección de clichés (I): Balas y balazos
Colección de clichés (II): Automóviles
Colección de clichés (III): Bombas y explosiones

viernes, 21 de mayo de 2010

Dos cortos para celebrar los treinta de Pac-Man

Lo admito: Pac-Man es el culpable de mi adicción a los videojuegos. Y a pesar del paso del tiempo y la infinidad de juegos que ahora existen, la creación del japonés Toru Iwatani conserva su encanto y popularidad entre grandes y chicos.

Hoy el personaje amarillo que devora todo lo que encuentra en el camino -incluso a los malvados fantasmas, previo consumo de un punto grande- cumple treinta años, y esta Rata Cinéfila le rinde homenaje con dos cortometrajes en los que tiene intervenciones importantes. Haz clic sobre las imágenes para ver ambas producciones.

Pac-Man: The Movie

El dúo conformado por Stanley Wong y Tyler Russell realizó un corto que mezcla con buen tino el humor y el horror. Aquí el simpático Pac-Man no es el bueno de la película, sino un malvado e insaciable monstruo amarillos que tiene asustados a un grupo de coloridos fantasmas. El bajo presupuesto no es importante cuando hay de por medio una buena idea.

Pixels

Uno de los cortometrajes más creativos que nos dejó el 2010. Patrick Jean se lució con esta historia en la que los juegos de arcade invaden Nueva York y el mundo entero. Pac-Man es sólo un "actor de reparto" y aparece para comerse las estaciones subterráneas. Genial tanto en el concepto como en la ejecución.

jueves, 20 de mayo de 2010

Colección de clichés (III): Bombas y explosiones

Parece que para el tercer capítulo de la colección de clichés, seguimos atrapados en las películas de acción. Continuemos con el compendio.

Las bombas tienen un temporizador

¿En cuántas películas hemos visto timers o relojes atados a dinamitas? La verdad ya perdí la cuenta. Pero si quieres comprobar su presencia, basta que veas filmes con Arnold Schwarzenegger o Sylvester Stallone. Incluso la saga de Saw los tiene como elementos esenciales de sus juegos de supervivencia.


El tiempo-bomba nunca coincide con el tiempo de la película

Supongamos que el timer está en 25, vemos que los buenos y los malos se pelean (secuencia que no dura más de dos minutos), el bueno revisa el dispositivo y se da cuenta que han pasado diez o quince minutos.


La bomba es desconectada faltando pocos segundos para que estalle

Esto suele suceder después de la escena descrita en el párrafo anterior. El héroe suda, se desespera mientras que el tiempo va llegando a cero. Repentinamente una luz ilumina su mente, corta el cable rojo justo en el momento que la pantalla del reloj está en 0:01.


Una bomba nunca estallará en manos del héroe

Sabemos que el héroe es inmune a las fatalidades, y si no puede cortar el cable a tiempo o neutralizar el efecto devastador de una inminente explosión, hará lo siguiente: arrojará la bomba a un terreno en el que no hay gente o se la devolverá al villano, quien obviamente quedará reducido a cenizas.


Los héroes sobreviven a las explosiones
Y lo hacen a paso lento, con música de fondo y sin sufrir rasguño o quemadura alguna.
Lee también:

miércoles, 19 de mayo de 2010

"Robin Hood": El gladiador no se adapta al Medioevo

(Conversación vía Messenger de actor y director antes del rodaje de Robin Hood)
RUSSELL CROWE dice: Dime, Ridley.
RIDLEY SCOTT dice: Me he dado cuenta de que no he ganado ningún Óscar y que tú ya tienes uno, Russell. ¿Te gustaría volver a protagonizar otra peli mía? Esta no va a ser como Red de mentiras ni como Un buen año, sino más ambiciosa. ¿Te apuntas?
RUSSELL CROWE dice: Chévere. Primer Óscar para ti y segundo para mí, ¿cierto?
RIDLEY SCOTT dice: Así es. Y será una película épica con reparto de primera.

Meses después empezaron a publicarse los adelantos del filme y muchos pensaron que se trataba de una segunda parte de Gladiador. Al ver la película que analizaré hoy, esa impresión se confirma: Robin Hood es una especie de secuela de Gladiador, aunque su impacto es mucho menor.
El reinado de Juan I a inicios del siglo XIII sirve como contexto para presentarnos a Robin Longstride, un ficticio arquero que formó parte de las tropas que acompañaron a Ricardo Corazón de León -el antecesor de Juan- en sus expediciones para recuperar Tierra Santa del poder de los musulmanes. La muerte de Ricardo en la guerra hará que Robin decida tomar prestada la identidad de un miembro de la nobleza, lo cual lo convertirá en el blanco de un ambicioso amigo del rey y también lo acercará a Marion Loxley, la viuda del hombre al que ha reemplazado. De esta manera, Robin se irá convirtiendo poco a poco en una amenaza para la corona y en Robin Hood, el legendario bandido que lucharía contra la opresión.
Hay que reconocer la maestría de Ridley Scott para entregarnos una puesta en escena impecable y riesgosa para recrear este nuevo Robin Hood. Sin embargo, eso no libra a esta versión de parecerse -ojo, sólo parecerse- a la multipremiada Gladiador.
Las semejanzas parten desde la base sobre la que se construye el personaje: tanto Robin como Maximus tienen una cuota de liderazgo dentro de un grupo militar, ambos se relacionan con alguien de cierta importancia política, ambos son héroes y ambos despiertan la envidia de aquel que ostenta el cargo más importante, y ambos pasan a condición de fugitivo sin que exista una justificación contundente aparte de la tiranía de un rey/emperador sin experiencia ni carácter.
Por si eso fuera poco, el episodio histórico que sirve de marco a Robin Hood ha sido también manipulado no sólo para forzar la introducción del personaje y resaltar su labor de héroe, sino para introducir a Godfrey, un villano que maneja a su antojo al rey y que además está a punto de iniciar una guerra civil para hacer de Inglaterra un pueblo fácil de ser conquistado por las tropas francesas. Este hecho será fundamental para mantener el hilo de la narración, que si bien prescinde de la acción y apuesta por un arriesgado y agradable tono musical, se pierde en la superficialidad cuando intenta abarcar los conflictos de personajes menores.
Contrario a lo que se espera, Russell Crowe no es el dueño del show: su Robin Hood es un Gladiador histriónicamente reciclado y con vestuario renovado. Cate Blanchett es, de lejos, la que se lleva todas las palmas al interpretar a una Marion que sabe modular la intensidad de sus emociones ante cada una de las situaciones que enfrenta. Mark Strong confirma que nació para ser el malo de las películas, mientras que los veteranos Max Von Sydow y Eileen Atkins, quienes en sus limitados papeles de Sir Walter Loxley y Leonor de Aquitania, dan una valiosa lección de actuación al resto del elenco.

Ridley Scott sacrifica demasiado en su intento de hacer de Robin Hood una película seria y realista, porque al final no consigue la verosimilitud que busca y, lo que es peor, muchas veces opaca a su protagonista a tal punto que se tiene la sensación de que es un personaje secundario. La gran diferencia de esta película con la sobrevalorada Gladiador, es que aquí sí hay un final abierto -con posibilidad de secuela- y sobre todo feliz... aunque parezca que el director jugó tiro al blanco con Robin.

Mi calificación: 5.5 de 10

domingo, 16 de mayo de 2010

Colección de clichés (II): Automóviles

Los fierros con ruedas han protagonizado infinidad de clichés, aquí algunos de los que esta Rata se acuerda. Aplicable también a otros medios de transporte como buses, motocicletas, bicicletas, lanchas y aviones.

Cualquiera puede conducir

En las películas no se necesita ser mayor de edad ni tener licencia vigente. Si juegas Mario Kart o sabes usar bien los controles de cualquier consola de videojuegos, estás capacitado para conducir desde un carro hasta un avión y hacer que los ocupantes lleguen sanos y salvos a su destino.

Un auto puede "saltar"

Con la velocidad al máximo y la maniobra oportuna del conductor, un auto puede volar por los aires y trasladarse -en la mayoría de casos- de un edificio a otro o saltar de un puente y caer sin que sus ocupantes se rompan la columna.

Un vehículo puede ser más rápido después de retroceder velozmente

¿Alguna vez has coleccionado carritos? En el caso que sí, sabes muy bien que debes hacerlos retroceder para que salgan disparados. Eso mismo se puede hacer con los carros en las películas. En la realidad, todo ya es distinto.

Los vehículos "extras" tienen trágico final

El bueno está detrás del malo o viceversa, ambos tienen sus vehículos corriendo a toda velocidad y los autos que están en la misma carretera se accidentarán aparatosamente hasta convertirse en bolas de fuego. Y obviamente nadie se detendrá a rescatar a los sobrevivientes. Este cliché se aplica también en el caso de huidas cuando se presentan desastres naturales o extraterrestres energúmenos.

Los autos son trampas mortales

Ya sea porque se atascan las llaves, las puertas o el cinturón de seguridad. Ya sea porque no funciona el motor. Ya sea porque las llantas están pinchadas. Ya sea porque el terreno es inestable. Siempre habrá motivo para que un auto nunca se mueva de su sitio o atrape al angustiado personaje que lo ve como vehículo de salvación. Ahí está otra de las razones para que los asesinos en serie y demás criaturas tengan éxito a la hora de conseguir su presa.

Lee también:
Colección de clichés (I): Balas y balazos

viernes, 14 de mayo de 2010

Colección de clichés (I): Balas y balazos

Los clichés son esos elementos repetidos hasta en hartazgo en las películas de Hollywood -y de otros lares también-, pero que tienen el particular poder de dividir al público en dos: a algunos cansan y a otros encantan.

Hoy doy inicio a la Colección de clichés de La Rata Cinéfila, y aquí van los cinco primeros.

El tiempo bala

La culpa la tiene Matrix. Después de que Neo esquivara balas en cámara lenta, la mayoría de películas de acción han hecho uso del artificio. Y ahora eso no pasa sólo con las balas, sino también con cuchillos y otro tipo de armas que puedan lanzarse al contrincante. Lara Croft y los Ángeles de Charlie pueden dar fe de que el truco funciona.

Los malos tienen pésima puntería

No importa que hayan sido entrenados por el ser más perverso de la galaxia y que usen metralletas, bazucas, revólveres: nunca lograrán borrar del mapa al héroe. Pero si por obra y gracia del guionista alguno de los chicos malos logra alcanzar su objetivo, sucederá lo que describo a continuación.

Una bala en el pecho no mata al héroe

Porque si hay algo que diferencia al héroe del villano, es que el héroe tiene todo a su favor, incluso a la misma suerte. Un platito de metal o una ciruela seca en el bolsillo pueden impedir que los malvados logren sus perversos planes.

El villano puede usar el cuerpo de su compañero como chaleco antibalas
No se necesita más explicación. Cuando el malo se ve en peligro, se olvida de lo buenos que son sus secuaces y no tiene reparos en sacrificarlos con tal de salvar su pellejo.


Las municiones nunca están cuando más se las necesitan

Algunos buenos realmente la pasan mal, sobre todo aquellos que tienen algún arma y están a punto de ser víctimas de asesinos en serie, zombies, extraterrestres o hambrientas alimañas. Cuando parezca que el disparo ha vencido al verdugo, éste se levantará y su víctima se dará cuenta de que le espera una muerte segura porque se quedó sin una sola bala. Y si el personaje aún tiene balas, será acorralado a tal punto que ya no podrá moverse y no tendrá más salida que entregarse a la muerte.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Los mejores números del musical "Nine"

Nine estaba destinado a ser el musical que arrasaría en la última edición del Óscar. Tenía un reparto de lujo, lo dirigía Rob Marshall, y lo promocionaron prácticamente como la "secuela" del clásico 8 1/2 del gran Federico Fellini.

Al final con Nine no sucedió lo que se esperaba: no impactó en la taquilla, la crítica lo recibió con frialdad, en las distintas premiaciones donde estuvo presente no pasó de su condición de nominado, y no le hacía el mínimo homenaje a la influyente obra de Fellini. Después de ver el filme se confirma el último ítem, y hasta puede decirse que le falta vida y espíritu. Sin embargo, tiene números muy buenos que deleitan sin la necesidad de seguir la historia. Aquí van los que, en mi opinión, son las escenas-canciones más memorables de este irregular musical. Haz clic sobre las fotos para ver las escenas.



A call from The Vatican

O la razón por la que Penélope Cruz se convirtió en el sueño de muchos de mis amigos. Como Carla, la amante del director Guido Contini, Penélope lució sus atributos corporales y dio una entregada interpretación que le valió nominaciones en todos lados.


Be Italian
Si existiera un premio para la "actriz en rol ultralimitado", Fergie se lo hubiese llevado. La cantante interpretó a Saraghina, la prostituta del pueblo, y a pesar de que no pronunció palabra alguna fuera de su canción, logró impresionar a tal punto que su número es el equivalente del Cell Block Tango de Chicago. En pocas palabras, el plato fuerte de Nine.


Take it all
¡Qué linda es Marion Cotillard! Ella le da espíritu a la película, interpretando a Luisa, la sacrificada esposa de Guido. Y soporta mentiras, desplantes y amantes hasta que se rebela y dice "basta" con esta canción. Inolvidable striptease.

martes, 11 de mayo de 2010

Cuatro razones por las que no vale la pena ver una película en 3D

Después del éxito en la taquilla de Avatar y Alicia en el País de las Maravillas, la mayoría de estudios hollywoodenses quieren estrenar sus películas -sobre todo de acción, terror y animadas- en 3D. Salvo que no lleguen en la versión tradicional, esta Rata no irá a verlas por las siguientes razones.

1. Cuesta más que una entrada normal

El precio, el precio, el bendito precio. Dependiendo de donde te encuentres, ver una película en sala 3D demanda que dupliques tu presupuesto cinéfilo de la semana o, en todo caso, que lo incrementes considerablemente. ¿El gran beneficio? Darte el lujo de usar lentes 3D por el tiempo que dura el filme, para que a la salida pienses que es sólo una excusa para exprimirte los bolsillos y que habrías visto lo mismo en versión 2D y sin pagar tanto.


2. Es un distractor.

La historia que cuenta el filme puede ser todo lo atractiva que uno se pueda imaginar, pero ante la cantidad de efectos -que sólo se limitan a hacer que las cosas aparezcan cercanas o se desenfoque el fondo- la gente tiende a distraerse. Y si la película está subtitulada, uno tiene que decidir si leer los diálogos y concentrarse menos en los efectos, o hacer caso a los efectos y perder los datos importantes que contenga en diálogo.

3. Cansa.

En una proyección tradicional, la vista tiende a cansarse. Y ante los diversos elementos que nos ofrece la proyección 3D, ese cansancio tiende a intensificarse. Para quienes usan anteojos con medida, ponerse los lentes 3D puede ser una verdadera tortura porque, en efecto, no tienen medida. Si a eso le agregas el peso del artilugio y el hecho de que no se acomode a tu cabeza y nariz, pasarás un tiempo más incómodo que placentero.


4. La mayoría de estrenos en 3D no valen lo que cuesta la entrada.

¿Existe alguna película medianamente decente que se haya estrenado en 3D aparte de Avatar, Alicia en el País de las Maravillas, Up y Cómo entrenar a tu dragón? Pues no, a no ser que pienses que bodrios como Destino Final 4, San Valentín Sangriento y el remake de Furia de Titanes son grandes películas. ¿Acaso filmes llenos de efectos visuales como la trilogía de El Señor de los Anillos necesitaron del formato 3D para impresionar con sus logros técnicos y romper la taquilla? No, porque una buena historia no necesita de artilugios para sobrevivir en el recuerdo de los espectadores. Y aunque a muchos les pese, la realidad es esta: la gran cantidad de estrenos en 3D son de aquellas películas mediocres que buscan tener una recaudación más digna en la taquilla, porque en 2D no lograrían superar el presupuesto que se invirtió para rodarlas y no durarían ni tres semanas en el top ten.

¿Hay alguna otra razón para decirle no al 3D?

lunes, 10 de mayo de 2010

Perú tiene las entradas al cine más baratas de Sudamérica, jajaja

Hasta ahora no entiendo la razón por la que el señor Fernando Soriano, gerente general de la cadena Cineplanet, le dijo ayer a la gente de Andina que las entradas más baratas al cine en toda Sudamérica las tiene Perú y que "se tiene la expectativa de que se puedan incrementar". Lean la nota aquí.


Veamos sus tres argumentos centrales y refutémoslos.


1. "Mientras que la entrada en el resto de países está por encima de los tres dólares, en Perú se está en un promedio de 2.6 dólares, convirtiéndose en la tarifa más baja de la región".

Consultemos a la calculadora que todo lo sabe. Multipliquemos 2.6 por 2.837 (tipo de cambio en soles). El resultado: 7.3762. Son contadas las salas de esa cadena y de cualquier otra cuyos precios no superan los siete soles de lunes a jueves. Sin embargo, ese monto se incrementa durante los fines de semana y los días de estrenos, sin importar en qué lugar del Perú se encuentre el complejo. ¿De dónde saca el señor Soriano que una entrada en Perú cuesta 2.6 dólares en promedio? Error de cálculo que se hace más evidente si tomamos en cuenta lo que se paga por ver una película en 3D.

Si en países como Chile, Argentina y Ecuador una entrada supera los 3 dólares, es porque el modo de vida es distinto, como también lo son los salarios de los espectadores y la legislación respecto al tema.


2. "El problema no es que el costo del ticket promedio se encuentre tan bajo, sino la cantidad de impuestos que tiene el ticket".

Los impuestos nos ahogan a todos, no sólo a las salas de cine. ¿Cómo se explica que todo haya subido de precio? La comida está más cara, la ropa está más cara, el pasaje en bus está más caro, las tarifas de agua y electricidad están más caras. Mejor dicho, lo básico para vivir y trabajar está más caro. ¿Y así se piensa aumentar el precio de una entrada cuyo costo para mucha gente no tiene justificación?

Está bien que un ticket se divida en cuatro partes injustamente desiguales y que la mitad sea ganancia para el distribuidor, pero el señor Soriano ha omitido un dato esencial: la gran ganancia de las salas de cine está en la confitería. Compare precios de chocolates, hot dogs, pop corn, gaseosa. Comer en un cine sale más caro que ver una película, y se debe tener en cuenta que el gasto para los que llevan hijos o acompañantes se incrementa exponencialmente cuando hay golosinas de por medio.


3. "La gente sí podría pagar un ticket más alto en Perú, pero sólo en la medida en que reciba un mejor servicio y producto".

Y en la medida en que los cines lancen promociones a las que la gente pueda acceder, en la medida en que los distribuidores traigan las películas con tiempo para que la gente las vea y en la medida en que a la gente le alcance el sueldo. En este último punto está la respuesta a interrogantes como: ¿por qué existe la piratería? ¿por qué no todos llegan a completar las 30 visitas anuales requeridas para ser Cliente Premium Oro? ¿por qué muchos no consumen su pop corn?

jueves, 6 de mayo de 2010

"Pesadilla en la calle Elm: El Origen" o la peor forma de mandar al infierno a Freddy

Wes Craven, Robert Englund y Heather Langenkamp deben estar bailando en trencito y brindando con buen whisky porque ya saben que son irreemplazables y que la saga de Pesadilla en Elm Street nació y murió con ellos.
¿Por qué digo esto? Porque Samuel Bayer (el nuevo director), Jackie Earle Haley (el nuevo Freddy) y Rooney Mara (la nueva heroina) no logran que el esperadísimo y ultrapromocionado remake del primer episodio de la saga ochentera -convenientemente rebautizado como Pesadilla en la calle Elm: El Origen- tenga la contundencia de la obra original.
Muchas cosas han cambiado en 26 años y, salvo contadas excepciones, las películas de terror han bajado de nivel. Y para el mal de los fanáticos de Freddy Krueger, esta nueva pesadilla no está en el saco de las excepciones.
Pesadilla en la calle Elm: El Origen se aleja de la creación de Wes Craven, a pesar de que en la sinopsis tenga mucha similitud: un misterioso hombre quemado y con un guante que termina en cuchillos aterroriza en pesadillas a los adolescentes de la calle Elm, quienes pronto se darán cuenta que pueden morir en la realidad si mueren mientras duermen.
La premisa que Craven llevó con maestría a la pantalla grande, Samuel Bayer la recicla para brindar una película a la que ni siquiera sus cambios argumentales, personajes nuevos y efectos digitales le dan vida.
Tanto la estructura narrativa como los personajes se han adaptado de manera muy ligera para estos tiempos, y en esta adaptación se ha perdido la esencia del filme ochentero, que tuvo mucho de terror, un interesante guiño al género policial y una angustiante carga de thriller sobrenatural.
Rooney Mara es la nueva Nancy, pero en ningún momento se parece a la Nancy rebelde y problemática que interpretó Heather Langenkamp. Es, más bien, una especie de emo con actitudes similares al obsesivo niño de El Aro. Lo peor de todo para Mara es que sus compañeros de reparto con los que más interactúa no la ayudan. Si a esto se le suma la ausencia del padre policía -personaje de gran importancia en el filme ochentero- y los cambios en la historia de cada personaje, la heroina pierde toda su razón de ser.
Lo contrario pasa con Jackie Earle Haley, quien con el papel del maléfico Freddy se convierte en lo más rescatable de la película. Sin embargo, su actuación no logra sacar a flote esta pesadilla ni dejar en el recuerdo a Robert Englund, actor que hizo de Freddy un ícono del cine de terror.
Si buscas suspenso y sarcasmo en este remake, no los encontrarás. Si buscas ver la "actualización" de situaciones clásicas como el teléfono con lengua, el géiser de sangre, el ahorcamiento con la sábana o la extraña desaparición de la madre de Nancy, mejor quédate en casa. Pesadilla en la calle Elm: El Origen sólo sirve para demostrar que los ejecutivos de Hollywood no pueden dormir por tratar de hacer dinero a costa de franquicias exitosas que no necesitan versiones nuevas para conservar su popularidad. Quizás sea tiempo de que se duerman y Freddy los visite. Cantemos en coro. Uno, dos, ...

Mi calificación: 2.1 de 10

miércoles, 5 de mayo de 2010

Freddy Krueger y sus pesadillas más espantosas


Quizás a muchos les parezca raro, pero esta Rata se volvió Cinéfila gracias a Freddy Krueger y las numerosas pesadillas que tenían en vilo los pobres niños que vivían en la calle Elm. O, mejor dicho, gracias a Wes Craven. Imposible olvidar ese guante con cuchillas y la cara quemada de este asesino que llevaba a miles y miles a las salas de cine.

Debido a mi edad, nunca pude ver las hazañas de Freddy en pantalla grande, pero pasé tardes enteras presionando los botones de play, rewind y fast forward de mi fallecido VHS.

Como la nueva versión de Pesadilla en la calle Elm llega mañana a la cartelera, hoy he decidido reavivar el recuerdo de la saga con un ránking de los asesinatos más "curiosos" que ha perpetrado el malvado Freddy. Ahí les va. No olviden hacer clic sobre la imagen para ver el video.


5. Glen - Pesadilla en Elm Street
Nunca tuve claro qué cosa le hizo Freddy al debutante Johnny Depp. ¿Se lo comió y escupió al techo? ¿Lo licuó? ¿Lo hizo pedacitos con sus garras? Un géiser de sangre que ni siquiera la policía en la película pudo resolver.


4. Greta - Pesadilla en Elm Street 5
Una de las víctimas cuya pesadilla fue más larga que el resto de su intervención en la película. Un Freddy en traje de cocinero la asfixió con comida (en la versión uncut la atraganta con su propia carne).


3. Tina - Pesadilla en Elm Street
Tuvo el honor de ser la primera víctima en toda la saga. ¿El premio? Ser cortada inmisericordemente con las cuchillas ante la mirada atónita de su enamorado.


2. Debbie - Pesadilla en Elm Street 4
A partir de la cuarta película, la saga de Freddy empezó a decaer terriblemente y las muertes se convirtieron en el gran atractivo. Debbie es quizás el personaje más valiente de la saga y quizás la que tiene la muerte más asquerosamente perturbadora: ser transformada en una cucaracha, el ser que ella más odiaba.


1. Phillip - Pesadilla en Elm Street 3
El hobbie del buen Phillip era fabricar marionetas y Freddy se vale de esa afición para transformar al muchacho en una de ellas. ¿Cómo? Pues usando sus venas como cuerdas para llevarlo hasta la parte más alta del centro psiquiátrico, y de ahí hacer que su muerte parezca un suicidio.