En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, este artículo va dedicado a la memoria de aquellos periodistas que perdieron la vida en su búsqueda de la verdad, y al esforzado y valioso trabajo que realizan algunos a pesar de las presiones y la idiotez de sus gobernantes.
A continuación una corta lista de tres películas basadas en casos reales, en las que los periodistas jugaron roles fundamentales para revelar las sucias jugadas de un presidente para mantenerse en el poder, recoger la denuncia de un ciudadano sobre las sospechosas acciones de una tabacalera o hacer que las leyes sean más drásticas con los traficantes de drogas.
TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE (1976), de Alan J. Pakula
Gracias a la investigación de Carl Bernstein y Bob Woodward, periodistas del Washington Post interpretados por Dustin Hoffman y Robert Redford, el presidente estadounidense Richard Nixon pasó a la historia como un símbolo de la corrupción. Lo que parecía un robo en el local del partido de la oposición, sólo fue el comienzo de uno de los escándalos políticos más recordados del siglo pasado: Watergate. Nixon y sus allegados pagaron con sus cabezas y la vergüenza pública toda la serie de fraudes, abusos y crímenes en contra de sus adversarios.
EL INFORMANTE (1999), de Michael Mann
O la película por la que Russell Crowe debió ganar el Óscar. ¿Cuál fue su personaje? El ex funcionario de una poderosa tabacalera que decide revelar una oscura verdad en un programa de televisión: que la empresa para la que trabajaba añadía sustancias adictivas a los cigarillos. Aunque el periodista Mike Wallace (Christopher Plummer) y su productor (Al Pacino) ceden ante las presiones de la poderosa compañia, la verdad termina imponiéndose y hundiendo a la misma.
VERONICA GUERIN (2003), de Joel Schumacher
La vida es el precio más alto que un periodista puede pagar por llegar a la verdad y mantenerse fiel a sus principios. Ese fue el precio que pagó Veronica Guerin, periodista irlandesa cuyas investigaciones sobre el crimen organizado y el tráfico de drogas en su país tuvieron un fatal desenlace. Pero su muerte no fue en vano: el Parlamento de Irlanda modificó una ley para congelar los bienes de los sospechosos de narcotráfico y además forzó a algunos traficantes a salir de la capital debido al rechazo de los ciudadanos. Si bien no es una gran película, la interpretación de la siempre eficiente Cate Blanchett es motivo suficiente para verla.
Interesante selección la que ha hecho la rata cinéfila, que como buen gourmet consume y recomienda buen cine.
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