El cuerpo les permite recibir puñetes, patadas, palazos, lenguas de fuego, roces de bala y una avalancha de torturas por las que ni siquiera se inmutan. Pero cuando se enfrentan a las curitas, alcohol, inyecciones y la atención de una muy bien proporcionada fémina, el espectáculo de cobardes quejas y grititos no se hace esperar.
Si pueden saltar altísimos muros o tirarse de vehículos en movimiento, ¿qué impide a los héroes librarse de un círculo de energúmenos que buscan hacerlos puré? Nada. Una pelea a puño limpio o el uso de su arma los puede sacar de apuros. Eso sí, siempre dejarán cadáveres a su paso.
La bandera es infaltable, sobre todo antes de lograr la hazaña. Así sea por un segundo, la mayoría de directores se las arregla para hacer que sus héroes derrochen patriotismo.
En caso de no tener armas convencionales (pistolas, metralletas, cuchillos), hasta un inofensivo objeto puede utilizarse para tumbar al enemigo. Y en esa lista podemos incluir hasta una jugosa y nutritiva zanahoria.
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